En nuestra opinión, se ha sustituido la información a la ciudadanía sobre las características de esta convocatoria, por una campaña de propaganda basada en conceptos emocionales, muy alejados de los requisitos que la Comisión Europea planteaba a las ciudades candidatas.
Hay una serie de conceptos que no han sido debidamente atendidos y que, probablemente, han sido la causa de nuestra eliminación.
Entre ellos podemos destacar la falta de dimensión europea de la programación cultural emprendida, ya que eventos como el Festival Play Cáceres, Cáceres de Leyenda, Cáceres Evocado etc. absorbieron una cantidad ingente de recursos, aún sin justificar que distaban mucho de satisfacer los requisitos exigidos.
Tampoco se ha llevado a cabo una política de comunicación que transcendiera lo local y regional, y alcanzara una dimensión nacional y europea como especifica la convocatoria.
A esto hay que añadir las deficiencias de nuestra ciudad en infraestructuras aéreas y terrestres que no se ha sabido o podido soslayar con un compromiso claro y verificable de inversiones.
Se ha intentado un meritorio esfuerzo de involucrar a la ciudadanía y a los agentes culturales locales y regionales, pero no ha sido suficiente.
Por último, y sobre lo que nuestros responsables políticos deberían reflexionar, es el sometimiento a los vaivenes políticos que ha sufrido el proyecto, así como la clara ausencia de un responsable que lo coordinara desde la coherencia y el respeto a los requisitos de la convocatoria. De hecho, una de las recomendaciones de la Comisión Europea, habla de la necesidad de que el director artístico elegido y su equipo de gestión, mantengan una firme independencia del poder político.
En Unión Progreso y Democracia pensamos que los responsables de Cáceres 2016, deben rendir cuentas y saber en qué y cómo se han gastado los recursos dilapidados en esta iniciativa. Por otra parte “Es de una irresponsabilidad manifiesta querer aferrarse a un proyecto fracasado para convertirlo en una Fundación que vuelva a reincidir en el derroche de recursos de los que carecemos.
La política cultural de este gobierno requiere una reevaluación exhaustiva basada en la austeridad y en el desarrollo de una estrategia que aproveche mejor los recursos humanos y materiales existentes y abandone de una vez por todas su afición al derroche y al mantenimiento de una estructura clientelar.
Este Editorial fue emitido en Onda Cero Cáceres el 08/10/2010
